Una experiencia casi saludable….

Mandarinas y naranjas frescas y de verdad, de las cosas que disfruto mucho en estos días. Son ya casi 11 meses de regreso a mi tierra natal y entre menos y más la comida puede ser de las cosas que mejor describen lo positivo de la experiencia. No ha sido nada fácil, nunca lo es, radicarse en otro lugar después de mucho tiempo de ausencia (aunque sea en donde se nace). Dentro de las anécdotas más destacadas de esta nueva etapa, esta una noche de luna llena en la bella capital de Colombia: acorralado Dani, por dos ladrones que le pedían literalmente el celular, el celular, el celular; y es aquí donde empezamos el camino de un futuro incierto en un país lleno de cosas bellas, pero carcomido por el egoísmo, la guerra, la corrupción…

Tamal con chocolate en pleno centro de Bogotá, una cosa más que me encanta, y cuando compartimos esto con la familia el sentimiento es distinto, ellos son como una barrera imaginaria de protección y de apoyo. Algo importante de esta experiencia, compartir nuevamente con aquellas personas que te dieron la vida, que te vieron crecer, que te criaron… es lo máximo, lo digo, lo sostengo y lo repito. Entonces, en el afán de saludar (porque aquí el que llega saluda) viajamos a Girardot, donde vive mi padre. En el regreso a la capital experimentamos la imprudencia total de los conductores colombianos, con el cuento absurdo e inverosímil de que el que maneja en Bogotá maneja en cualquier parte del mundo (porque aquí el más bestia es rey) y es esto lo que nos anima y enorgullece en el exterior. Somos incomparables al volante, pero no mejores que el resto, somos simplemente lo que el resto no es: imprudentes, poco cívicos, intolerantes… Uno de los protagonistas de nuestro orgullo, un taxista que adelantando en curva, desafiando al destino y echándose la bendición como si el más allá salvara imbéciles, se vino encima del colectivo en el que viajábamos, frenazo en seco, sillas que vuelan hacia adelante, y un golpe seco que entre parpadeos se transforma en humo denso que despierta un sentimiento de pánico terrible, de miedo absoluto. Lograr salir es un reto y estar fuera nos anega un sentimiento angustioso de tranquilidad por finalmente salir ilesos. Continuamos nuestro camino en una tierra llena de representaciones únicas, pero deteriorada por el maltrato, la falta de educación, el conformismo de sus habitantes…

Empanaditas con ají, pandebonos, otras de las tantas delicias de mi tierra que acompañadas de las muchas historias urbanas de las que he tenido que dar parte, hacen de mi día a día un cuento de  ficción. Robos de todo tipo y estilo en la buseta, atraco caminando en un parque, atravesando una calle, el paseo millonario… Son las cosas que a diario la gente tiene que pasar, pero todo esta bien, no es nada realmente grave, se dice por acá. Las personas llegan a tal punto de conformismo que ya les parece que lo que pasa es normal y se resignan a vivir con ello. Sin embargo, hemos entrado en debate al juzgar quién debería ser condenado por estos crímenes. Muchos apelan por tomar la justicia en sus manos y simplemente linchar al indigente que intenta robar a un estudiante, creando furia y gritos salvajes que dicen “mátenlo, mátenlo” como en las mejores épocas de Roma. Otros consideran que la culpa es de los que gobiernan, que le han obstruido las oportunidades a nuestra población, ampliando la brecha de desigualdad que ya alcanza los niveles más altos en Latinoamérica. Y todo por el beneplácito de cubrir los intereses de las élites, de las grandes familias, de los mismos de siempre… por poder y avaricia, otro par de males que vician esta sociedad llena de riquezas y gente buena.

Espesos, como los problemas que atienden esta patria, son el delicioso ajiaco bogotano y el mondongo paisa, dos platos que deleitan con su sabor a los que como yo somos seguidores de las sopas. En época de invierno y de ricas sopas se remueven otra serie de problemas para la población: lluvias e inundaciones, los desbordamientos de los  ríos, los deslizamientos de tierra que han puesto al país en las primeras paginas de los diarios del mundo. Ayuda humanitaria y en estado de emergencia nos hemos declarado tras experimentar el peor invierno de la historias, millones de familias damnificadas y miles de muertes… Es que la vida no da tregua, «la caído caerle». Esta es nuestra realidad, la de un país pobre lleno de riquezas,  al que siempre anhelamos volver los que hemos marchado buscando mejores horizontes. Sin embargo, los que viven aquí solo piensan en irse y nunca volver.

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About Erica

Puedo decir que soy colombiana de nacimiento (alma y corazón) y canadiense de arraigo, y por ultimo Española también de corazón (mas que de alma). Nací el 21 de enero de 1978, en Bogotá, casi once años los he pasado en Canadá a donde aterricé en 1999 con 21 años y una maleta llena de ilusiones, expectativas y fines que se han transformado con los años. Estudié Relaciones Internacionales en Colombia, la cual hasta el día de hoy considero la mejor decisión que he tomado en la vida y para lo que realmente tengo vocación, hice casi mitad de carrera pues luego decidí viajar a Canadá a estudiar ingles (como muchos en aquella época) y nunca regresé. En 2010 volví a Bogotá para terminar mi carrera, pues creo que “nunca es tarde” para hacer lo que a uno le inspira. Viví en Toronto hasta el año 2011, y trabajé en mil y una cosa, pero durante años hice carrera en una empresa auditora en el área de documentación por lo cual me considero experta en este campo más que en cualquier otra cosa. En el 2006 volví a retomar los estudios y realice una carrera técnica asociada con leyes que se conoce en Norte América como “Paralegal”, trabaje un tiempo con un abogado especializado en migraciones. Viví también en Montreal, fui a aprender francés (tentative a été faite) y lo hice a manera de herramienta visionaria para consumar algunas metas fijadas. Fue una experiencia inolvidable ya que Montreal es una ciudad encantadora. Me mude a Getafe, Madrid, en 2011 con quien ahora es mi esposo, considero España mi lugar feliz. Hoy vivo en Ginebra, suiza, sobrevivo y cuento los días para volver a mi amada 🇪🇸
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4 Responses to Una experiencia casi saludable….

  1. Avatar de Sandra Sandra dice:

    Que bien escribes!!! Me gusto tu estilo.
    Del contenido poco tengo que decirte, me identique totalmente, provengo de un pais con diferente nombre al tuyo pero exactamente igual en problematica. Desde que llegue a Canada he intentado no pensar en los problemas que he dejado alla, en gran parte lo he logrado… por ahora. La inmigracion me la estoy tomando con calma y cada dia tiene su afan propio, poco tiempo y corazon tengo para los problemas de mi pais pero se que eso no va a durar mucho tiempo. Por ahora mi vida pinta de esa manera.

  2. Avatar de Daniel Daniel dice:

    Me ha gustado muchísimo este post, alternando la maravilla culinaria colombiana con otros aspectos no tan buenos. Está muy bien escrito, tanto que es todo un placer seguir leyendo y una pena llegar hasta el final. ¡Y eso que lo escribiste aburrida! Pues el día que estés inspirada no sé yo lo que te saldrá…
    Te quiero

  3. Avatar de Vivi Vivi dice:

    Gongue! definitivamente como dice Dani es un placer leerte!
    aun q lejos todavia sueno con un ajiaco o un sancocho o un mute boyacence q suele hacer deliciosamente mi papa… y ni que hablar de las empanadas!!!!.
    Lastima que el resto del tema del post sea una realidad y parece q esta empeorando. Sorry por Dani que tuvo q vivir en carne propia la parte fea de nuestro pais.
    Q viva la comida crioya carajo!
    Un Abrazo ….G!.

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