Disclaimer: Este post no pretende ser ofensivo contra los europeos o norteamericanos, sino sólo hacerse eco del curioso tópico sobre el mal olor en diversos pueblos. Sentimos de antemano el que alguien pueda haberse sentido ofendido, no siendo en absoluto este objetivo el de los administradores de este blog.
Hace ya una semana que empecé mis clases de francés en la Universidad de Québec en Montreal (UQAM) y pues antes de entrar al tema real de este post, quiero decir que me siento muy afortunada y que es todo lo que estaba esperando y más, no sólo por el hecho de volver a la Universidad sino por ver la calidad de programa creado exclusivamente para residentes permanentes, la cual no sólo consta de clases de tiempo completo sino que además incluye algo de ayuda financiera, no quiero segregar los programas de ESL (English as a Second Language) del resto de provincias, ni demeritar los esfuerzos que estos requiere, sólo pretendo expresar mi avidez porque existieran programas como este en toda Canadá. A nivel personal, encuentro el estudiar un privilegio que no todos disfrutamos ni apreciamos del mismo modo y aunque estudiar es fortuna en cualquier lado: ¡la Universidad es lo máximo!
Ahora al grano, como decimos en mi país, hablando ya con Dani en repetidas ocasiones sobre las diferentes culturas, costumbres, manías, etc… tema obligado entre nosotros, ya que venimos de partes distintas del planeta y aunque su país históricamente conquistó el mió (famoso descubrimiento de América 1492 o matanza de los indígenas, diría yo) hemos por siglos ya desarrollado una historia, una cultura, una raza, una identidad propia con costumbres muy diferentes. Llegamos alguna vez al tema de los olores, el baño, el cambio de ropa, etc. Como muchos sabrán los europeos tienen fama por su simplicidad, por no ducharse todos los días y por oler maluco, a veces, no hablo de todos los europeos, ni pretendo generalizar ni mucho menos ofender, se que hay ciertos países y ciertas personas diferentes (Dani por ejemplo, los Españoles en general), y como es cuestión de fama, hasta el mismo Gabriel García Márquez relata en uno de sus Cuentos Peregrinos (El verano feliz de la señora Forbes):
«Olía a orines de mico. «Así huelen todos los europeos, sobre todo en verano» […] «Es el olor de la civilización.»»
Bueno, el punto no es arremeter en contra de los que nos les gusta el baño, o los que quieren economizar agua, o los que simplemente desarrollaron fobias al agua desde pequeños, el punto es ver cómo, cuando a personas de diferentes regiones del mundo les toca convivir juntas, hasta qué punto influye el tema del aseo personal, o qué grado de importancia hay que darle a esto. El tema del los olores, desde mi punto de vista es importante, vivir o convivir rodeada de olores que para nuestro olfato son repugnantes es algo serio, unas de mis primeras reacciones negativas cuando llegué a Toronto fue esto, el tener que lidiar no solo con el multiculturalismo de la ciudad sino con su «malolorisismo» ya que cuando tomaba el trasporte publico, no sálo escuchaba más de mil diferentes dialectos a mí alrededor sino que además olfateaba más de mil malos olores, y aquí no son todos europeos, hay de todas partes.
Leía un blog muy interesante de una polaca que esta radicada en Colombia hace más de 4 años «Ewa Kulak» , en donde se publica un articulo llamado «sensibles al olor» aqui ella menciona que los Colombianos tenemos cierta sensibilidad a los olores.
«El mal olor en Colombia no existe, Colombia no huele ni a chucha ni a pecueca. Colombia huele a café recién colado, a chocolate derretido, a caña de azúcar, a eucalipto, a flor del naranjo en el patio, a maíz, a jazmines y al único amor«.
Finalmente, hablamos con Dani que hay muchísimos factores que influyen en los olores que expulsa el ser humano, la comida es uno de los principales, luego, la falta se aseo, el usar la misma ropa por varios días… es indeterminable.
También departimos sobre el caso contrario, es interesante conocer costumbres de diferentes culturas, como la mía, los latinoamericanos en general nos caracterizamos por ser aseados, siempre nos perfumamos, tratamos de estar bien arreglados, hasta para ir al la tienda a comprar «la leche y el pan», y ni hablar de los japoneses, que son extremadamente pulcros, aseados, con y para todo, se bañan dos veces al día ¡y a veces hasta tres!
Entre todo el jolgorio de mi entrada a la Universidad, algo llamó mi atención la semana pasada y es la razón por la que escribo este articulo hoy, aclaro que no paso de ser algo curioso (nunca llegó a oloroso), mi profesora, que es francesa, usó la misma ropa «toda la semana». Yo ya me voy acostumbrando al estilo europeo de esta ciudad, pero no evitémirar las caras de mis otros 3 compañeros colombianos y dije: «seguramente estarán pensando lo mismo que yo».


